Introducción
Si
alguna organización dentro del movimiento libertario ha tenido un peor
tratamiento y una peor visión, esa ha sido sin duda la Federación Anarquista
Ibérica. A excepción del libro de Juan Gómez Casas Historia
de la FAI, todos los trabajos que han tratado la
organización específica del anarquismo español la han situado en posiciones que
su realidad documental no corrobora. La FAI ha pasado a la historia como una
organización que tenía como misión controlar a la CNT, para que no se desviara
ni un ápice de su cometido ideológico. Otros no han dudado en poner a la FAI
como ese grupo de presión dentro de la CNT e incluso como un grupo armado que
defendía el anarquismo por métodos violentos.
Esto lo
que ha hecho es formar lugares comunes a la hora de estudiar el anarquismo,
estableciendo un cliché que una vez analizados datos y experiencias está muy
lejos de la realidad.
En el
presente trabajo nos vamos a centrar en un lugar muy especifico, Madrid, y en
unas fechas muy concretas, las que se refieren al período republicano,
comprendido entre 1931 y 1936, antes del inicio del golpe de Estado militar que
provoca la Guerra Civil española. No vamos a analizar, pues, el papel de la FAI
en el desarrollo revolucionario. Y la novedad es que vamos a utilizar fuentes
poco conocidas. Los documentos son del Archivo del Comité Peninsular de la FAI.
El análisis de los mismos ha servido para llegar a conclusiones novedosas y
poder romper aquellos lugares comunes que sobre el anarquismo y la FAI siempre
se han cernido.
Para
aproximarnos de forma más clara a este fenómeno vamos a establecer primero una
situación de Madrid en el momento de proclamarse la República y otra
introducción sobre el anarquismo en la ciudad y la fundación de la FAI a nivel
general. Posteriormente abordaremos de forma más concreta la actuación de los
grupos anarquistas en Madrid, teniendo como telón de fondo todas las luchas
obreras que se desarrollaban en la capital de España, donde la pugna por el
desarrollo del movimiento obrero se estaba disputando entre los socialistas
(tradicionalmente mayoritarios en Madrid), los libertarios y en menor medida
los comunistas y los grupos marxistas heterodoxos, que siempre fueron
minoritarios.
Madrid, una capital en desarrollo
A pesar
de ser la capital de España, Madrid era, cuando se inicia la década de 1930,
una ciudad en pleno desarrollo. Si ciudades como Bilbao o Barcelona habían
desarrollado un fuerte tejido industrial, Madrid se había convertido en la
capital política, donde se dilucidaban los grandes acontecimientos que
marcarían el devenir de todo el país. Allí estaba el gobierno, las cortes y los
ministerios.
Según el
censo de población de 1930, Madrid contaba con 952.832 habitantes1. El eje principal de Madrid era
Cibeles-Sol, aglutinando la mayoría de la población los distritos de
Buenavista, Universidad, Chamberí y Congreso. Fuera de Madrid capital hay
poblaciones muy importantes como Chamartín de la Rosa, Getafe, Aranjuez o
Alcalá de Henares.
Se puede
decir que en las vísperas de la proclamación de la República Madrid va
perdiendo su imagen de ciudad “parásita y funcionarial”, ya que desde finales
del siglo XIX está desarrollando una fuerte industria mediana, sobre todo
centrada en la alimentación, los curtidos, las editoriales y los objetos
de hierro. La República desarrollará el sector de la construcción, que será uno
de los que más movilizaciones obreras tendrán2. A tenor del crecimiento de la construcción, Santos Juliá dice:
“Los urbanistas que piensan Madrid y los políticos que lo planifican estarán de
acuerdo con los propios industriales en que la ciudad nunca podrá ser un
importante centro fabril y nadie desea entonces esa función para la capital”3. Y estos urbanistas (entre los que
destaca Secundino Zuazo) diseñan un plan de desarrollo de la ciudad a través
del eje de la Castellana en cuatro puntos básicos: A) a ambos lados del eje las
clases altas, B) el barrio de Salamanca donde se ubicaría la clase media
acomodada, C) la zona sur de Madrid donde estaría la clase obrera y D) más al
sur (el extrarradio) donde estaría la clase rural dependiente de Madrid.
Incluso para Indalecio Prieto, ministro de Obras Pública de la República, se
podría llegar a engullir ciudades como Getafe, Aranjuez o Alcalá de Henares.
El comercio
madrileño lo componen en su mayoría bares, cervecerías, tabernas y cafeterías.
Ellas representan el 15 por 100 del mismo.
Madrid
es una ciudad con un índice de paro muy elevado. A medida que ha ido creciendo
se han formado alrededor de la ciudad clásica unos barrios donde se han ido
instalando los obreros que llegaban tanto de otros pueblos de la provincia como
de otros lugares de España buscando mayores oportunidades. Crece, pues, el
obrero en peores condiciones, con unas viviendas insalubres y cuartos
superhabitados. Es lo que viene a confirmar una de las teorías de la CNT, que
crece a pasos agigantados en Madrid. Se está pasando de un modelo de
explotación gremial a una explotación de gran industria (en los sectores que se
desarrollan en la capital). A pesar de que una de las primeras medidas del
Ayuntamiento republicano es dar trabajo a aquellos que no lo tienen en tareas
de limpieza, jardinería y obras públicas, así como se produce el surgimiento de
sociedades filantrópicas alejadas de la Iglesia y de los monárquicos, lo cierto
es que la situación del trabajador no mejora sustancialmente. Los comunistas,
fuerzas ínfima entre el movimiento obrero madrileño, intenta ganar posiciones
entre los sin trabajo, pero la fuerza de la UGT y de una CNT emergente lo
impide.
La
proclamación de la República es toda una fiesta. Se produce por aclamación
popular. Tras las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, que habían
dado la victoria aplastante en la capital a la conjunción
republicano-socialista, el pueblo se lanza a la calle. La proclamación de la
República en Madrid, capital del Reino y residencia del Alfonso XIII, significa
la proclamación de la República en España. El ambiente previo a la fecha
electoral, con numerosos mítines políticos de afirmación republicana4 había ayudado a que ésta tuviera
entusiasmo entre las masas. La conjunción republicano-socialista había obtenido
el 46 por 100 de los votos. Incluso en barrios altos de Madrid, de tradición
monárquica, la República es aclamada. El 14 de abril El
Socialista abre con este titular: “Las elecciones
municipales fueron una gloriosa jornada triunfal para la República y el
Socialismo”5. Otro
periódico, posteriormente injustamente denostado, como La Tierra, tenía ese 14 de abril este
titular tan llamativo: “No hay deuda que no se pague. Esta tarde don Alfonso de
Borbón ha hecho renuncia de sus derechos al trono de España. Ha sido proclamada
la República esta mañana en varias capitales. El Régimen, en sus estertores,
aún consultó con los viejos políticos. La imponente manifestación de esta tarde
en Madrid. El Gobierno provisional de la República en el poder. Ha sido pedida
la garantía de las vidas de la familia Borbón. ¡Que lleven buen viaje!”6 Pedro Rico se convierte en el primer
alcalde republicano de Madrid elegido democráticamente, ya que de forma
interina había desempeñado dicho cargo el socialista alcalaíno Andrés Saborit.
Madrid
es ya republicano. Otras poblaciones de la provincia van también dando noticia
de dicha proclamación. Destaquemos por ejemplo la de Alcalá de Henares, el
mismo 14 de abril. Informa de la proclamación el socialista Antonio Cao del Río7 y se convierte en alcalde el
republicano Juan Antonio Cumplido Barco.
A partir
de entonces Madrid va a sufrir una profunda transformación. Tanto a nivel
político, por la llegada de un nuevo régimen, como en sus formas de relación
social y laboral, que posibilitarán el desarrollo y expansión de un nuevo
movimiento obrero. Esto se comienza a detectar cuando apenas 15 días después de
la proclamación de la República en las calles de Madrid se celebra el Primero
de Mayo. La situación laboral se deja notar por las reivindicaciones que se
ponen sobre el tapete: ratificación de las 8 horas de trabajo8, solución a la crisis de trabajo,
seguros sociales, escuelas, ley de control sindical de la industria, etc.
A pesar
de que según Santos Julia no había roces entre patronos y trabajadores debido a
que “la estructura industrial y mercantil no ofrece aún radicales soluciones de
continuidad no ha impuesto la abstracta disciplina del capital debido a la
abundancia de pequeñas y medianas industrias y comerciantes”9, lo cierto es que esas estructuras
están cambiando y que las relaciones gremiales están desapareciendo en Madrid.
Y esto nos permite engarzar lo que había sido hasta el momento el desarrollo
del movimiento obrero madrileño y su expansión durante el período republicano.
La trayectoria del movimiento obrero en
Madrid
Madrid
había sido por muchas circunstancias el epicentro de las luchas obreras. Al ser
la capital de España, en muchas ocasiones el resto del país miraba con sus ojos
a Madrid para ver cual iba a ser su actitud. La mejor frase que resume esto es
la del libro de Ruiz del Toro, cuando se refiere a la capital en el momento de los
acontecimientos revolucionarios de 1934: “Y se repetía insistentemente (…) las
mismas palabras que en diciembre de 1930, cuando lo de Jaca: ¿Y Madrid? ¿Qué hace Madrid?”10
Madrid
albergaba en su seno una fuerte tradición de luchas obreras. Dejando a un lado
los movimientos huelguísticos previos a la introducción de la Internacional en
España, lo cierto es que la AIT (Asociación Internacional de los Trabajadores)
es introducida en España por el bakuninista Giuseppe Fanelli al igual que la
Alianza de la Democracia Socialista, en dos núcleos importantes: Barcelona, con
Rafael Farga Pellicer como uno de sus impulsores, y Madrid, donde alrededor del
Fomento de las Artes y Oficios se ha ido creando un grupo de trabajadores
inquietos que ven en las ideas de la Internacional el mejor modo de desarrollo
de su propaganda. En ese núcleo se encuentra personajes que serán
trascendentales en el posterior devenir del movimiento obrero: Anselmo Lorenzo,
José Mesa, Tomas González Morago, etc.
La
representación obrera en Madrid desarrollará sus actividades hasta la ruptura
de la Internacional en 1872. En esa fecha la AIT en España se rompe en dos
tendencias, como en el resto de Europa. La autoritaria representada por Marx y
Engels y la antiautoritaria representada por Bakunin. Hay copiosos estudios
sobre este asunto por lo que no es necesario pararse en él. Lo cierto es que en
Madrid, como en el resto de España, la mayoría de los internacionalista se
mantienen fieles al ideario bakuninista, si bien, un pequeño grupo en torno al
periódico La Emancipación
optan por la vía marxista, creando la Nueva Federación Madrileña y produciendo
el cisma definitivo en el movimiento internacionalista madrileño. En este grupo
se encuentra Pablo Iglesias que años después (1879) dará origen al Partido
Socialista Obrero Español (PSOE).
Las
nuevas políticas impuestas por los gabinetes conservadores y liberales del
sistema del turno de partidos en España, hacen que los internacionalistas sean
perseguidos. Quienes salen mas perjudicados en Madrid son los antiautoritarios,
que se ven obligados a dispersarse. Por ejemplo Anselmo Lorenzo sale de Madrid
rumbo a Lisboa y allí contribuye a la creación de los primeros núcleos
portugueses. Cuando vuelve a España, se instala en Barcelona y desarrolla allí
de forma más directa su influencia sobre el movimiento obrero.
Madrid
se queda como núcleo fuerte de los socialistas, que desde ese momento
desarrollarán sus estructuras de forma más amplia, aunque con todas las
dificultades del momento. El 2 de mayo de 1879 en una taberna de la calle
Tetuán (Casa Labra) se funda el PSOE. Y 9 años después, en Barcelona, la UGT.
Las cabezas más visibles de ambos movimientos son Pablo Iglesias y José García
Quejido.
Los
socialistas van formando en Madrid sus núcleos y van comenzando a participar
tanto en las luchas obreras como en las políticas. Establecen dos tipos de
candidatura. La candidatura obrera, que si bien estaba impulsada por
socialistas, posiblemente afectos al PSOE, son impulsadas desde la UGT. En los
lugares donde van estableciendo agrupaciones socialista, presentan candidaturas
del PSOE. El período álgido de esta política se encuentra entre 1891 y 1905. En
ese momento las candidaturas obreras y socialistas van ganando terreno. A la
altura de 1905 hay concejales de agrupaciones socialistas en Madrid (Pablo
Iglesias, Francisco Largo Caballero y Rafael García Ormaechea) y Alcalá de
Henares (Antonio Fernández Quer) y de candidaturas obreras en San Fernando de
Henares, Barajas, Daganzo, Mejorada del Campo y Valdilecha11.
Pero
todo este desarrollo de los socialistas no deja fuera de juego a los
anarquistas. Hay dificultades para recomponer la historia del anarquismo
madrileño merced a la falta de documentación sobre la misma y a la escasez de
estudios. Tan solo el seguimiento de la prensa nos pone sobre la pista del
devenir de los libertarios en la capital. Gracias a estudios locales (que no
son estrictamente de la capital) se puede comprobar cómo los anarquistas
siempre estuvieron presentes en la vida laboral y en las luchas obreras del
período finisecular y de inicios del siglo XX. Artículos de Pablo Iglesias,
criticando la actitud de los anarquistas, o reglamentos internos de
Agrupaciones de obreros como la de Alcalá de Henares, donde impiden
explícitamente la entrada de los anarquistas en las sociedades obreras afectas,
hacen que la reconstrucción no sea tarea imposible.
Aún para
los anarquistas la década de 1900 es una gran travesía en el desierto en
Madrid. Los socialistas han ganado muchas posiciones, más teniendo en cuenta
que en 1908 han fundado la Casa del Pueblo y a ella se van adhiriendo
sociedades obreras, lo que ha impedido el desarrollo de los anarquistas en
organizaciones y sociedades propias. La fundación en Barcelona en 1910 de la
Confederación Nacional del Trabajo (CNT) vendrá a variar el panorama de las
luchas obreras en Madrid.
A partir
de la década de 1910 los anarquistas madrileños tendrán un modelo dual de
organización. Por una parte comienzan a desarrollar las estructuras de lo que
será posteriormente la CNT, que en Madrid es de aparición mas tardía que en el
resto de España. A la altura de 1913 funciona el Ateneo Sindicalista de Madrid,
que organiza en enero de ese año un gran mitin en la ciudad a favor de los
presos políticos12. Allí
están militantes libertarios que llevan ya unos años en la luchas obreras
madrileñas. Un caso paradigmático sería el de Mauro Bajatierra Morán, del que
se conocen actividades sindicales desde las tempranas fechas de 1908-1909.
El
Ateneo Sindicalista de Madrid tuvo una actividad importante. Participa de forma
directa en las jornadas huelguísticas de 1916 y 1917 (de las que hablaremos
posteriormente) y es el núcleo que organiza en Madrid el Segundo Congreso de la
CNT en diciembre de 1919 en el Teatro de la Comedia. Allí, siguiendo lo
acordado en el Congreso de la Regional catalana en Sans en 1918, se debate la
cuestión de la organización de sindicatos únicos de industria, superando la
etapa de sociedades obreras.
Pero lo
mismo que los anarquistas participan de la creación de estructuras sindicales
propias o embrionarias, muchos de ellos, al carecer de sociedades o sindicatos
de su sector, se adhieren a las sociedades obreras de la Casa del Pueblo y/o de
la UGT, sin renunciar por ello a su ideario ácrata. Y esta situación se
mantiene incluso durante el período republicano (será una de las razones del
gran avance anarcosindicalista), lo que viene a confirmar que la frontera entre
UGT y CNT es más difusa de lo que se piensa. Como ejemplo práctico volvemos a poner
a Mauro Bajatierra. Él es uno de los impulsores de las sociedades de obreros
panaderos (conocidas después como Sociedad de las Artes Blancas), que está
adscrita a la Casa del Pueblo y a la UGT. Y así se mantuvo durante toda su
vida. Otros, ya en tiempo posterior, como Cipriano Mera, comenzaron en la UGT
(Sociedad de Albañiles) y luego será uno de los máximos impulsores del
Sindicato Único de la Construcción de la CNT ya con la Segunda República
proclamada. Durante el período republicano nos centraremos más en este aspecto.
Por
último, la organización de grupos específicos también tuvo en Madrid una ciudad
de referencia y que nos servirá para entender el desarrollo de la Federación
Anarquista Ibérica durante la Segunda República. En la década de 1910 se funda
uno de los grupos anarquistas más emblemáticos de España, el grupo “Los
Iguales”. Para Progreso Fernández, uno de los fundadores de la FAI, “en España
siempre ha habido grupos anarquistas diseminados por la geografía, por ejemplo
en Madrid el de Mauro Bajatierra, e intento de formar asociaciones anarquistas”13. Este grupo llegó a editar dos
periódicos en Madrid. Uno se llamó Los refractarios, del que solo se sacó un número, y el otro El Hombre Libre14. Al parecer este último proyecto tuvo problemas y a finales de
1916 se rompió. Las figuras más significativas de este grupo, a parte del ya
nombrado Mauro Bajatierra, eran Manuel Mourelo, Eulalio Álvarez, Isaac Montoya
y Eusebio Carbó.
Estaba,
pues, claro que la disputa con los socialistas para extenderse entre el
movimiento obrero iba a ser fuerte, si bien los anarquistas parten en este
momento con desventaja debido a que sus estructuras organizativas son más
modestas y están menos asentadas que las socialistas.
En esta
situación se llega a la huelga general de agosto de 1917. España no había
entrado en la I Guerra Mundial y debido a su neutralidad tuvo un beneficio
económico al suministrar de materiales (bélicos y de otro tipo) a los países
beligerantes, principalmente a la Entente. Pero esta prosperidad industrial no
se vio reflejada en la prosperidad de los trabajadores. Cuando la suerte de la
Gran Guerra estaba echada y las industrias comenzaron a flaquear, la crisis
económica emergió.
En 1916,
en Valencia, la CNT y la UGT se reúnen por primera para valorar la situación y
en agosto de 1917 se convoca una huelga general revolucionaria, que con los
aires de la Revolución rusa, se torna en una fuerte represión.
Madrid
vive desde 1915 una fuerte agitación obrera. El pan en ese año había subido 10
céntimos, lo que unido a una estafa por vender 700 gramos de pan al precio de
un kilo, hizo que los trabajadores de dicho sector se comenzaran a movilizar.
Las subsistencias empiezan a escasear a partir de 1916 y ese año se une un
conflicto en el sector de los marmolistas15. Ya en 1917 la movilización es extesa. En febrero son nuevamente
los panaderos los que se ponen en huelga16, hasta que se produce el fuerte estallido de agosto de 1917: “Del
13 al 18 de agosto, durante cinco jornadas, la paralización del trabajo en los
barrios periféricos y en el centro con dos conflictos de clásica filiación
ugetista: albañiles y tipógrafos. Grupos de obreros fueron cerrando comercios,
apedreando tranvías, etc.”17
Las
movilizaciones comienzan en la capital de España el 10 de agosto de 1917
secundando la huelga de ferroviarios en solidaridad con la convocada en
Barcelona. Rápidamente desde esa fecha los trabajadores forman piquetes para
paralizar el trabajo y la circulación de tranvías. Hubo intentos de armarse por
el fragor revolucionario, pero el Ejército lo impidió, haciendo llegar a la
capital destacamentos militares de otras zonas de la provincia de Madrid como
Aranjuez o Alcalá de Henares. Así define esas jornadas un testigo de excepción
como fue Mauro Bajatierra: “Cruzaban los tranvías desafiadores y procaces
conducidos por obreros que no cumplían con su deber societario, explotados
cobardes y cínicos que creen solo en el amparo de su poderosa empresa que los veja,
humilla y explota, y contra ellos se desató la furia de los huelguistas”18.
De
importancia son sin duda la participación de las mujeres al igual que la fuerte
represión que se genera, con incluso matanza de presos en la Cárcel Modelo de
Madrid. El 16 de agosto es detenido el Comité de Huelga en Madrid, aunque los
obreros continúan con movilizaciones en barrios como la Guindalera, Prosperidad
y Cuatro Caminos. El 17 de agosto el fracaso es evidente.
La
participación de la UGT, de las sociedades obreras varias y del Ateneo
Sindicalista de Madrid ha sido indispensable para el desarrollo del movimiento.
Y la represión gubernativa recae sobre todos estos organismos y sus militantes.
Como
hemos apuntado más arriba, se celebra en diciembre de 1919 el II Congreso de la
CNT en el Teatro de la Comedia de Madrid.
Pero
poco tiempo después, la crisis política de España fue tan fuerte, que el rey
Alfonso XIII da el beneplácito para que un militar, Miguel Primo de Rivera y
Orbaneja, promueva un pronunciamiento y establezca la dictadura, emulando lo
desarrollado por Mussolini en Italia. Es el 13 de septiembre de 1923.
Y si los
anarquistas (al igual que los miembros del minúsculo y recién creado Partido
Comunista de España) son perseguidos por la dictadura, a los que culpabiliza del terror desatado por las clases patronales en
Barcelona entre 1918 y 1923, los socialistas se lanzan a una colaboración
efectiva en los organismos corporativos de la dictadura, que posibilita que
Francisco Largo Caballero sea aupado a la Consejería de Estado de Trabajo. En
cualquier caso, la posición de los socialistas no es unánime y mantendrán unos
duros debates hasta la ruptura definitiva con la Dictadura en 1928.
La
oposición a la Dictadura no se hace esperar, sobre todo por parte de
republicanos y anarquistas. Ya en 1924 se producen los sucesos de Vera de
Bidasoa, con la participación de los anarquistas, que resultan un fradaso. Más
intentos se producen en 1927 y 1928.
Pero el
desgaste de la Dictadura hace que el dictador tenga que dimitir y se retire,
muriendo poco después. Alfonso XIII retoma la situación tal como la había
dejado el 13 de septiembre de 1923, pero las cosas habían cambiado totalmente,
y la prueba está en el hecho de que Alfonso XIII había decidido en 1923 tener
una monarquía sin democracia y cuando el pueblo pudo elegir en abril de 1931,
prefirió una democracia sin monarquía.
El
período de 1930 es realmente trascendental para el devenir del país. En Madrid
se produce en ese año uno de los movimientos de intentona republica que no
logra fraguar. En diciembre de 1930 se produce el movimiento de Cuatro Vientos
(coincidiendo con el de Jaca) que no triunfa. Apoyaban determinados sectores
del Ejército (entre ellos Ramón Franco) y los anarquistas. Aquí tiene papel importante
un personaje que será después uno de los impulsores más activos del anarquismo
madrileño, Pedro Falomir. Pero los socialistas dudaron a última hora y debido a
su fuerza en Madrid, el movimiento fracasó19. Ese mismo año aparece en Madrid el ya citado diario La Tierra, que será una tribuna que
contribuirá para la proclamación de la República, pero también será un espacio
donde los libertarios expresarán sus ideas hasta la aparición en 1932 del
diario CNT.
Se
produce en Madrid la proclamación de la Republica el 14 de abril de 1931. Y
antes de entrar de lleno en el desarrollo de la FAI madrileña, conviene hacer
un repaso a esos cinco años republicanos en una visión general de su movimiento
obrero.
El
Madrid de la República vive un fuerte desarrollo del movimiento obrero, debido
a la mayor toma de conciencia por parte de la clase trabajadora, así como por
el cambio de estructuras de producción y de explotación que se estaban
generando.
La UGT
siguió siendo el sindicato mayoritario entre los trabajadores madrileños. Desde
el Ministerio del Trabajo, Francisco Largo Caballero pertrechó un sistema de
representación sindical a través de los Jurados Mixtos, que aseguraba la
representación a la UGT frente a sus rivales sindicales. A pesar de que los
patronos constituyeron asociaciones como la Unión General de Patronos
Comerciales e Industriales de Madrid, siempre se intentó una conciliación
trabajadores-patronos para evitar el conflicto. Pero a partir de 1932 la Casa
del Pueblo comienza a separarse de ese modelo de representación, ya que culpan
a los capitalistas de la situación de la clase obrera al igual que las
organizaciones patronales comienza a acusar al Ministerio del Trabajo de
favorecer a la UGT.
Hemos
visto cómo las fronteras entre la UGT y la CNT en ocasiones eran muy difusas.
Durante este tiempo también se dio así, con la salvedad de que la CNT ya había
implantado sus estructuras en Madrid. Por ejemplo, la Federación Local de
Edificación de la UGT sufre un retroceso en afiliados en detrimento del Sindicato
Único de la Construcción de la CNT.
La casi
libertad de despidos que se habían tomado los patronos entre 1932 y 1933 hace
que los trabajadores se sientan molestos con unas estructuras como las
republicanas que ellos mismos han contribuido a traer. La CNT consigue
canalizar muy bien ese descontento.
Se puede
decir que en el primer bienio republicano las organizaciones sindicales más
poderosas en Madrid son la UGT y la CNT. La UGT todavía estructurada en
sociedades obreras hasta crear sus federaciones de industria. Y como sociedades
obreras prefiere actuar, no como UGT. Sus sectores más fuertes son la
albañilería, las Artes Blancas y el Arte de Imprimir. Sopesan la convocatoria
de huelgas generales. Para Santos Juliá, la UGT era la organización preferida
por los patronos.
La CNT
se estructura en los sindicatos únicos de ramo y desarrolla el modelo del
sindicalismo revolucionario. La participación de los obreros en la CNT es
superior a la UGT, pues las asambleas son la base de organización de la CNT y
de sus acciones. Hay diferencias sustanciales entre los dirigentes ugetistas y
los cenetistas. Así, el dirigente de la Federación Local de Edificación,
Edmundo Domínguez, actúa desde los despachos y la negociación, mientras que
Cipriano Mera, del Sindicato Único de la Construcción es un obrero que lucha
con los obreros, lo que hace a la CNT un sindicato más cercano a los problemas
laborales. Igualmente logra articular un órgano de expresión propio en Madrid.
Surge en noviembre de 1932 el diario CNT, dirigido por Avelino González Mallada.
Desde
ese momento en Madrid se produce una lucha entre la CNT y la UGT, si bien
muchos trabajadores anarquistas siguen afiliados a sociedades obreras ugetistas
por no articular la CNT sindicatos únicos en ese sector.
Uno de
los primeros conflictos con que se encuentra Madrid es la huelga de la
Telefónica en julio de 1931. La CNT, a través de su Sindicato Nacional
Telefónico, llama a la huelga general. Pero los patronos y la UGT consideran un
peligro el lanzarse a la huelga, cada con intereses distintos. Por ello los
patronos llaman a la negociación a la UGT y al Sindicato Autónomo de Empleados,
dejando fuera de juego a la CNT.
Hasta
este momento las huelgas desarrolladas en talleres eran fácilmente
localizables. Pero el desarrollo de empresas poderosas, como Hormaechea o
Agromán, hace que se contraten masas de trabajadores que son despedidos de
forma similar. La CNT comenzó a hacer campaña en esas empresas y a denunciar la
actitud de los patronos ante los trabajadores. El impulso de la CNT en esas
empresas arrastra incluso a afiliados de otras organizaciones sindicales. Los
ugetistas participan incluso en reuniones en los locales libertarios de la
calle La Flor.
En
agosto de 1933 en la empresa Agromán se produce un movimiento huelguístico
dinamizado por la CNT merced a los despidos producidos. Allí aparecen también
en el comité de huelga los comunistas (que habían fundado la Confederación
General del Trabajo Unitaria), que quisieron controlar el movimiento pero no lo
consiguieron. La presión obrera hizo que se procediera a la readmisión de los
despedidos, tras luchas y negociaciones. Es decir, la CNT había puesto en
práctica su modelo de actuación sindical de la acción directa, y acabó siendo
reconocida como organización sindical en la empresa. Con ello se desmitifica la
imagen de una CNT violenta. Con otros medios buscaba la negociación. Bien es
cierto que los socialistas a esas alturas ya están fuera del gobierno y los
obreros ugetista se radicalizan ante la situación política que se está
generando. Para Santos Juliá ha surgido un nuevo modelo de dirigente obrero:
“un nuevo tipo de dirigente obrero que se encontraba más a gusto en la calle
que en el despacho, en el descampado que en el local sindical”20. Se extiende la asamblea obrera, se
siguen diluyendo las fronteras sindicales y se pasa de la huelga del taller a
la huelga de la industria. El modelo sindical de la CNT había puesto
evidenciado la posibilidad de la negociación directa entre patronos y obreros,
sin tener a los Jurados Mixtos como intermediarios.
Frente a
esto se produce un reagrupamiento de la clase patronal con la Federación
Patronal Madrileña (FPM) y la victoria de la derecha en las elecciones de
noviembre de 1933, que tiene como partidos mas votados a la CEDA (Confederación
Española de Derechas Autónomas) de José María Gil-Robles y al Partido Radical
de Alejandro Lerroux.
La
victoria de la derecha provoca un movimiento huelguístico en diciembre de 1933
impulsado por los anarquistas que, excepto en algunas zonas de España, se torna
en un fracaso.
Durante
el año 1934 se comienza a desarrollar la llamada “unidad de acción” o “unidad
revolucionaria”, que producirá un debate en todas las organizaciones obreras y
de izquierdas hasta el estallido de la Guerra Civil. Posteriormente
comprobaremos cómo en la FAI también se producirá el debate.
Los
socialistas tuvieron que buscar primero una unidad entre sus propias
organizaciones, entre el PSOE y la UGT, debido a que el último periodo de
gobierno con los republicanos había establecido un debate sobre si había que
haber pactos con ellos o no. Igualmente la UGT había radicalizado su discurso y
sus acciones, lo que hacía preocupar a uno de sus líderes, Largo Caballero. El
PSOE tiene tres posturas en su seno:
1. La
ugetista dirigida por Julián Besteiro, marcada por el moderantismo político y
la luchar contra la derecha en defensa de una República democrática.
2. La
socialista de Indalecio Prieto, que quería crear una opción más revolucionaria
con una republica más amplia y democrática.
3. La
ugetista de Largo Caballero, que pretendía una revolución social para dar paso
a una Republica Social que preparara a los trabajadores el camino al
socialismo.
De las
tres la opción de Besteiro sale derrotada y lo cuadros besteiristas son
apartados de todos los órganos del partido, el sindicato y la Casa del Pueblo.
Pero en
el resto de organizaciones la unidad no se concreta. La CNT, tras la
experiencia de los socialistas en el gobierno durante el primer bienio
republicano, no estaba muy en la línea de la unión. No obstante, en el Pleno
Nacional de Regionales de febrero de 1934 se hace un llamamiento a la UGT para
que manifestara su posición revolucionaria21. La Regional Centro de la CNT, con todo, siempre buscó una
alianza con la UGT, más teniendo en cuenta que desde diciembre de 1933 las
posiciones de los ugetistas son más radicales.
Los
comunistas del PCE, que comienzan a desarrollar tímidamente sus estructuras en
Madrid, tiene la actitud cambiante. Al principio son partidarios de la llamada
“unidad por la base”, pero la postura de la Internacional Comunista hace
cambiar al PCE, que buscará la creación incluso de una entidad sindical única:
“Justificada por el peligro del fascismo, la supresión de las reformas sociales
–que hasta hacia unos meses el PCE había criticado– la política ‘rectificadora’
del gobierno radical-cedista, y los reducidos éxitos alcanzados en la política
de unidad de acción”22. En
cualquier caso, tanto socialistas como anarquistas no veían con buenos ojos a
los comunistas.
Otros
grupos minoritarios, como la extrema izquierda comunista y heterodoxa, intentó
la creación de Alianzas Obreras, que no fraguaron, pero que se mantuvieron.
La
máxima radicalización vino con las juventudes, pues la Federación de Juventudes
Socialistas, ya desde 1933, instaba a no pactar con los republicanos y desde
1934 se produce un acercamiento entre ellos y las Juventudes Comunista. Las
Juventudes Libertarias también entraron muchas veces en los debates, pero nunca
para llegar a ningún tipo de unificación.
El año
1934 fue un período de lucha obrera debido a la actitud que se tomaba desde el
gobierno y sobre todo desde los patronos, agrupados en torno a la FPM. Todas
las organizaciones de izquierdas, desde el PCE a la CNT pasando por la FAI,
solicitan que la UGT proceda a la convocatoria de huelga general. Y si bien
muchos de los integrantes de la organización ugetista estaban por la vía
huelguística, los dirigentes socialistas la frenan.
Los
delitos de prensa se comienzan a multiplicar y sobre todo las acciones de
sindicatos católicos y organizaciones fascistas contra militantes anarquistas,
socialistas o comunistas.
Las
negociaciones entre patronos y trabajadores, con una representación
ministerial, lograron avances, pero los patronos se negaron
sistemáticamente a cumplirlas. Muchas empresas se encontraban en huelga, desde
el sector gastronómico a la construcción. Y lo que se extendió fue algo que los
anarquistas siempre habían establecido entre los obreros: la solidaridad de
clase, por lo que los conflictos del primer tercio de 1934 contaban con la
solidaridad de sectores de producción que no tenían ningún tipo de problemática
a destacar.
Los problemas
políticos también se agravan. El falangista SEU (Sindicato Español
Universitario) o las JAP (Juventudes de Acción Popular) comienzan una frenética
actividad, en clara actitud violenta (hay numerosos asaltos en la Universidad
contra los locales de la izquierdista FUE por falangistas como Agustín Aznar y
Matías Montero, que será asesinado poco después). El 22 de abril de 1934 las
JAP realizan un acto en El Escorial que provoca una movilización de todas las
organizaciones de izquierda. Un diputado derechista por Valladolid que apoyaba
el acto, dijo que “España tenía que ser defendida de los judíos, heréticos,
masones, liberales y marxistas”23.
Los
actos violentos que provocó el acto acabaron con obreros muertos en las calles
de Madrid. El 29 de agosto es asesinado el joven comunista Joaquín de Grado. Su
entierro fue una manifestación de duelo de toda la izquierda; también
participan las Juventudes Libertarias.
En
septiembre se convoca una huelga por socialistas y comunistas, que también
apoyan, aunque sin convocar, los anarquistas.
En esta
situación de lucha, de intentos de unión, se produce el movimiento de octubre
de 1934 en la capital de España.
Sandra
Souto Kustrín ha venido a denominar el movimiento huelguístico de Madrid como
“La huelga general más general de la historia de Madrid”.
La
chispa comienza cuando el 1 de octubre, en plena crisis de gobierno, Niceto
Alcalá Zamora organiza un nuevo gabinete al que incorpora tres ministros de la
CEDA. El mismo día 4 de octubre los socialistas ya habían convocado la huelga.
Y surgen las discrepancias. Para los moderados la huelga tiene que ser un medio
de presionar a Alcalá Zamora para la formación de un nuevo gobierno sin
participación de la CEDA. Para los más radicales era
la huelga general revolucionaria que podía posibilitar una transformación más
amplia.
Los
anarquistas apoyan la huelga pero critican el sentido político que tiene al
estar encauzada por los socialistas. Por ello forman un Comité Revolucionario compuesto por la Federación Local de Sindicatos
Únicos de la CNT de Madrid, los Comités de Defensa de la CNT, la FAI Centro, la
Federación Local de Grupos Anarquistas de la FAI y el Comité Regional Centro.
Igualmente establecen contactos con la UGT para llegar a algunos acuerdos, pero
finalmente no dan frutos.
Los
comunistas, ortodoxos y heterodoxos, coinciden en criticar que los socialistas
no se han valido de la Alianza Obrera para la convocatoria de la huelga.
Oficios como panaderos, camareros, personal de prensa e incluso miembros de la
función publica, daban como triunfador al movimiento de huelga.
Pero la
derecha política reacciona. Destituye al Ayuntamiento democrático de Pedro
Rico, acusado de impulsar la huelga, tomando el poder Martínez de Velasco. La
patronal apoya la medida de poderes públicos y miembros de las JAP y de las
juventudes de Renovación Española actúan de esquiroles en los lugares donde los
huelguistas obtienen éxitos.
El día
6 de octubre los centros socialistas, anarquistas y comunistas son clausurados,
al igual que el Ateneo de Madrid. Se fuerza la vuelta al trabajo con amenazas
de pérdida de empleo y finalización de los contratos. El gobierno restaura la
pena de muerte y Gil-Robles consigue que el Parlamento cierre según lo
establecido en su reglamento. Entre el 9 y el 12 de octubre se restablece la
normalidad, aunque muchos ayuntamientos pasan a ser Gestoras Municipales y se
mantiene el Estado de Guerra en Madrid hasta el 13 de abril de 1935, pasando
entonces al Estado de Alarma.
En esta
huelga actúan en Madrid las milicias socialistas, pero no se unió al movimiento
la parte del Ejército que simpatizaba con la huelga y el movimiento
revolucionario.
El
movimiento en Madrid alcanzó tal desarrollo que fue necesario movilizar a
guarniciones de Alcalá de Henares para aplastarlo.
Hubo
numerosas detenciones y los detenidos se enfrentaban a penas altísimas. La
prensa de derechas calificó la huelga como “Anti-España” y tendió a dividir a
los revolucionarios al decir que la CNT no apoyó la huelga, cuando no fue así.
La
fuerte represión significó el cierre de los locales políticos y sindicales de
la izquierda. Incluso la prensa de derechas como El
Debate, pedía la disolución de todas las sociedades
obreras.
Mientras
estas sociedades y sindicatos se preocupaban por su recomposición, los
sindicatos católicos y los fascistas intentaron aglutinar a los trabajadores en
sus filas para eliminar la lucha de clases en el movimiento obrero. La táctica
no les salió bien a pesar de la creación de un Frente Nacional del Trabajo.
Tras
todo esto, lo que preocupaba a las organizaciones de izquierda era la
posibilidad de que se produjera un golpe de Estado encabezado por la CEDA de
Gil-Robles.
Los
análisis que se sacan de octubre son variados. Para los socialistas sale
reforzada la tendencia de Largo Caballero. Las JJ SS pide una leninización del
PSOE, aunque critican la política comunista de la creación de un Bloque Popular
Antifascista, pues no quieren pactar con los republicanos de izquierda. Esto
les separa de la tendencia de Prieto, que sí ve la posibilidad de revitalizar
un pacto que les vuelva a llevar al gobierno de la República. Para los
comunistas la culpa de todo el fracaso la tuvo el PSOE y la CNT que no supieron
entender el movimiento. Pedía una unificación de la CGTU y la UGT a la que
paulatinamente tendría que entrar la CNT. Tras el VII Congreso de la
Internacional Comunista, abogaba igualmente por el Frente Popular. Para los
anarquistas, octubre salio adelante porque la CNT lo secundó, a pesar de tener
discrepancias con los socialistas. Y es que dentro del movimiento libertario, y
Madrid no fue una excepción, se debatió entre el aliancismo o antialiancismo.
Cuando analicemos la FAI madrileña veremos cómo este debate fue capital entre
los grupos.
Estas
mismas organizaciones se movilizaron por sus presos. El Comité Pro-Presos de la
CNT, establecido antes de octubre de 1934, y el Socorro Rojo Internacional,
fueron las organizaciones que mejor funcionaron, aunque no estuvieron exentas
de problemas, sobre todo económicos.
Durante
1935, la recomposición del movimiento obrero madrileño fue paulatina. La UGT y
la Casa del Pueblo fueron refundado sus sociedades y ee junio de 1935 la CNT
tenía ya locales abiertos en la calle Desengaño.
Ese año
1935 fue protagonista de nuevas movilizaciones que tenían el octubre de 1934
como telón de fondo. La celebración del Primero de Mayo, u otras movilizaciones
como el aniversario de la muerte de Pablo Iglesias, fueron actos simbólicos que
hacían ver que nuevamente la izquierda se reorganizaba.
En el
año 1936 se convocan elecciones. El 15 de enero se constituye el Frente
Popular, donde participa el PSOE, a pesar de su oposición a los republicanos,
aunque no participaría en el gobierno. Se pide también el apoyo de los
anarquistas para las elecciones que tienen como objetivos básicos la amnistía y
el restablecimiento de los ayuntamiento democráticos clausurados.
El 16 de
febrero la victoria frentepopulista es clara en Madrid, posiblemente en gran
medida por la movilización anarquista. Solidaridad
Obrera, que en los días previos hacía llamamientos
constantes a la alianza entre la UGT y la CNT y a la abstención, tiene este
titular en contraportada el 18 de febrero: “¡Hay que hacer cumplir la promesa!
Se ha votado en nombre de los presos. La victoria no ha sido política, ha sido
una victoria del pueblo. Del pueblo que quiere libertar a los 30.000 presos que
gimen en las ergástulas del gobierno”24.
Con ello
se inaugura la primavera de 1936. La previa al estallido de la Guerra Civil,
donde ya el movimiento obrero tendrá otro papel y otras prioridades.
Desarrollo de la FAI en el Madrid
republicano
Analizado
el desarrollo del movimiento obrero madrileño a grandes rasgos, desde sus
orígenes hasta el estallido de la Guerra Civil, nos vamos a centrar en una
organización que desarrolló su actividad durante el período republicano en
Madrid. Porque la FAI asienta sus estructuras durante ese momento en la capital
de España, donde establece una Federación Local de Grupos Anarquistas y los
coordina una Comisión de Relaciones de la Federación Anarquista del Centro, ya
que la implantación de la organización especifica del anarquismo no se
circunscribía solo a la capital.
La
Federación Anarquista Ibérica había surgido en julio de 1927 en Valencia, con
el propósito de aglutinar a los grupos específicos anarquistas (que quisieran
federarse) que se encontraban dispersos por la geografía peninsular y por el
exilio. Su misión fue desarrollar la propaganda anarquista desde esos grupos con
la finalidad de hacer extensiva la idea libertaria en todos los rincones,
manteniendo relaciones fraternales con la Confederación Nacional del Trabajo,
pero garantizando la independencia de cada una de las entidades. Varios son los
grupos y organismos que participan de esa fundación25.
Desde
ese momento, y a pesar de las dificultades que suponía la persecución contra el
anarquismo por parte de la dictadura de Primo Rivera, la FAI se desarrolló en
territorio español, si bien también tuvo participación de grupos portugueses,
de ahí su entidad peninsular.
Pero fue
con la proclamación de la República cuando las actividades de la FAI se
desarrollan de forma más extensiva y con mayor libertad, aunque también
atravesaron todo tipo de problemas en el momento en que las autoridades
declaraban el estado de excepción y procedían a perseguir a las organizaciones
libertarias.
Y fue ya
en este momento cuando surge la teoría del control de la FAI sobre las
estructuras de la CNT. En el Tercer Congreso de la CNT, celebrado en Madrid en
mayo de 1931, se decía de la existencia de dos tendencias: la posibilista y la
radical o “faísta”. Pero la realidad esta muy lejos de esta afirmación. Lo
primero porque de ese supuesto sector “faísta” al hablar de militantes
cenetistas como García Oliver, Durruti o Ascaso, ninguno era miembro de la FAI
y no lo serían hasta 1936, a pesar de pertenecer al grupo especifico anarquista
“Nosotros”. Con ello se demostraba que no todos los grupos estaban federados en
la FAI. E igualmente aquellos puntos de controversia entre las dos supuestas
tendencias no encajaban, ya que los asuntos mas candentes, como el de las
Federaciones Nacionales de Industria, reciben los votos a favor de los
supuestos sindicatos “faístas” Finalmente hay que recordar que del Congreso de
1931 sale elegido secretario general de la CNT Ángel Pestaña y director de Solidaridad Obrera Juan Peiró, ambos
miembros del sector posibilista de la organización sindical.
La
imagen que por ejemplo da Santos Juliá de la FAI queda muy lejos de la
realidad: “La FAI es el sujeto que necesita el pueblo para que ‘le oriente’; la
FAI son esos ‘guerrilleros’ que marchando delante del pueblo le conducen a la
revolución. Minoría de selectos, cerebro, orientadores del pueblo, sus
guerrilleros; las expresiones podrían multiplicarse, pero el resultado sería
idéntico; la FAI para tomar iniciativas y actuar, no se siente constreñida por
vínculos orgánicos ni de representación”26. Ve a la FAI como una abanderada en los conflictos de Madrid
contra el gobierno republicano-socialista y en franca lucha contra el PSOE.
Sin
embargo, todo esto no encaja al analizar la verdadera actividad de los grupos
anarquistas madrileños y de la propia de la FAI. Los temas que trata la FAI
desde sus orígenes, son desde luego de crítica ante medidas que se están
tomando desde el gobierno republicano-socialista. Pero les ocupa más páginas el
desarrollo y extensión de su prensa, desde El
Libertario hasta el propio CNT, donde colaboraban multitud de faístas madrileños. Igualmente
tratan la cuestión del treintismo. Pero el tema fundamental a partir de la
victoria radical-cedista será la unidad revolucionaria, que se plasmará incluso
con una ruptura en 1935 en el seno de la Federación Local de Grupos Anarquistas
y que acabará solventada en enero de 1936.
La
actividad más importante de la FAI madrileña comienza en el año 1932. Ese año
uno de los debates que se establece en el seno de los grupos anarquistas
madrileños es el desarrollo de la Ley del 8 de abril que no es otra que la de
Asociaciones Patronales y Obreras. Para los anarquistas, dicha Ley aumenta los
beneficios de los patronos y de la UGT, en detrimentos de las organizaciones
libertarias, al recortar determinadas garantías. Por ello en una circular del
29 de agosto de 1932 hace un llamamiento contra la Ley “mancomunadamente con
los sindicatos afectos a la CNT, un movimiento de agitación primero, de
protesta después y de acción eficaz que obligue a los gobernantes a respetar los
fundamentos básicos de la central sindical”27.
Una de
las cuestiones que hace dinámica a la organización especifica en Madrid, es el
cambio que cada cierto tiempo se produce de comités y junto con ello un cambio
de dónde se tiene que recibir la documentación del Comité Peninsular. A lo
largo de 1932, 1933, 1934 y 1935 nos encontramos con multitud de esos cambios,
si bien en 1935, debido a la ruptura que se produce, hay dualidad de cargos
hasta que se resolvió el conflicto. Pero ya entraremos más detenidamente en ese
aspecto.
Aspecto
fundamental para el desarrollo del anarquismo, no solo madrileño, es la prensa.
Los anarquistas de Madrid tenían un semanario, El
Libertario, que tuvo una corta vida y unas salidas
intermitentes. Llega incluso un momento en que en los propios informes de la
FAI del Centro hablan de la reaparición de El
Libertario, pero nunca se llegó a concretar. Más
teniendo en cuenta que en noviembre de 1932 aparece
CNT, donde los propios grupos de la FAI ponen mucho
empeño. En plenos de la FAI se proponían incluso personas para que fueran
directores del diario: “En el pleno se acordó entre otras cosas el nombramiento
de Director y redacción del diario CNT”28.
Igualmente por distintas circulares se sabe que los grupos de Madrid repartían
en los cuarteles el periódico Soldado del Pueblo. Este órgano ya aparece en las actas de fundación de la FAI, por
lo que se puede concluir que su existencia es anterior a la propia FAI. La
misión de este periódico, al introducirlo en los cuarteles, era extender el
mensaje antimilitarista de los anarquistas entre los soldados.
El 8 de
septiembre de 1932 la Federación Regional de Grupos da cuenta de los grupos que
hay en el resto de la Regional. “En ésta contamos con doce grupos y con un
total de 80 compañeros; en el resto de la provincia no hay grupos específicos,
aunque sí contamos con compañeros de toda nuestra confianza en seis pueblos”29. Por dicho informe vemos que había
militantes en Talavera de la Reina (Toledo), Puertollano, Membrilla y
Manzanares (Ciudad Real), Burgos, Castrillo de la Vega y Aranda de Duero,
también de Burgos, Soria, La Muela, Salamanca, Béjar, Cáceres, Plasencia,
Navamoral de la Mata, Malpartida y Peraleda de la Mata.
Ya en
1933 se da un informe mas detallado de la ubicación de los grupos de Madrid.
Según este informe hay a inicios de 1933 doce grupos federados con 73 miembros
(algo menos que en septiembre de 1932). La influencia por las barriadas es la
siguiente:
Vallecas:
2 grupos, un ateneo con 300 socios. Una escuela racionalista.
Cuatro
Caminos: 3 grupos, un ateneo con 200 socios.
Guindalera
y Prosperidad: un ateneo
Ventas:
un grupo sin federar y una escuela racionalista.
Barrios
Bajos: un grupo y un ateneo.
Princesa:
una escuela racionalista.
Tetuán:
un grupo, un ateneo y Juventudes Libertarias.
Chamberí
y Vallehermoso: varios militantes diseminados.
Carretera
de Extremadura: un Ateneo30.
En
provincias contabiliza 18 grupos con unos 153 miembros. Es evidente que las
estructuras de la FAI son modestas pero bastante bien asentadas.
A partir
de este año ya se va a poner encima de la mesa un debate que mantendrá a los
grupos anarquistas de Madrid en discusión hasta 1936. Nos referimos a la
posibilidad de pactos con los socialistas en caso de movimientos
revolucionarios, de huelgas generales o ante un hipotético golpe de Estado
reaccionario. Hacen un análisis de la situación del momento, criticando la
actitud de los partidos políticos obreros, que no están a la altura de las
circunstancias. Ya en la circular del 31 de enero hablan de análisis de “frente
único”. Y respecto a los socialistas manifiestan lo siguiente: “En general, el
ambiente público es propicio a una convergencia de actividades de los elementos
socialistas con nosotros. (…) Los socialistas también la esperan. No podemos
asegurarnos que sus promesas sean sinceras; tampoco hemos de negarlo. Lo que sí
creemos es que la organización tanto especifica como sindical deben aprovechar
las coyunturas y energías que se presenten sin hacer el caldo gordo a nadie,
pero sin hacer el juego a la reacción que, como os decimos antes, cada día toma
un carácter más amenazador”31. En esta misma circular habla del diario CNT, donde se deduce que
pasa por problemas y por lo que “ningún anarquista perteneciente a la FAI debe
regatearle esfuerzo ninguno”32.
Apenas
un mes después, y ante la agitación que se estaba generando, la Federación
Regional de Grupos Anarquistas del Centro sopesa la posibilidad de la
celebración de un mitin nacional de la FAI, ante el éxito que ha tenido uno de
la CNT por esas fechas. La organización debe correr a cargo tanto de Tierra y
Libertad como de El Libertario. El acto sería patrocinado por el Comité
Peninsular, con los oradores que el mismo designara, y se publicitaría por los
grupos de Centro33.
La
situación de tensión que se vivía en el país, debido a la inminente crisis de
gobierno y al avance de la derecha, que unido a triunfos fascistas en Alemania
y la situación de Austria, hace poner en guardia a todas las organizaciones de
izquierda, incluida la FAI. Por ello hace circular entre sus grupos unas
premisas revolucionarias, donde en caso de un estallido revolucionario, similar
a los ocurridos en Alto Llobregat en enero de 1932 o el movimiento de enero de
1933, se tienen que seguir como guía. En ellas se haba de lo que es
indispensable conocer, tal como las fuerzas que hay en cada localidad de
Ejército, Guardia Civil o Asalto, la situación de los edificios públicos, la
situación de los propios pueblos, la distribución de aguas, alumbrado, las
imprentas, etc. También qué hay que hacer durante la ofensiva 34. Está claro que a los anarquistas
les preocupa la situación española, para cuya solución proponen la revolución,
y que las experiencias que han tenido han sido deficitarias en muchos puntos. Y
ese posible golpe reaccionario lo hacen ver los grupos de Centro en una
circular sin fecha y así de concisa: “Tenemos noticias confidenciales dignas de
crédito, de que los reaccionarios quieren dar esta misma semana un golpe de
mano. Estemos alerta y aprovechemos toda circunstancia, porque si el baile
comienza, le bailaremos de lo lindo. Necesitamos vencer a todos nuestros
(palabra ilegible) en la próxima jornada revolucionaria que se avecina”35.
Aunque
tal golpe de mano no se da en esas fechas (marzo de 1933) lo cierto es que la
FAI de Madrid (y por extensión de Centro), en previsión de todo esto, busca la
posibilidad de celebrar un pleno o una conferencia de grupos. El Comité
Peninsular está alerta para informar a los grupos de todos los movimientos, ya
que Madrid es el centro de las conspiraciones. Para el Comité Peninsular “Urge
cortar de raíz y que no puedan prosperar en España esa cuadrilla de granujas
que en la hora actual campan por España”36.
Junto a
todo el desarrollo que pueda tener el fascismo y los grupos de la derecha, que
tanto preocupa a los miembros de la FAI de Madrid, también se informa de
algunas cuestiones que están sucediendo en la CNT y que les preocupan. El
desarrollo del treintismo es algo que se debate en los grupos de Madrid. El 22
de marzo de 1933 se lo hacen saber al Comité Peninsular para que se esté en
guardia ante lo que consideran un peligro: “Es nuestro deber llevar a vuestro
conocimiento –por si no lo sabéis– que los sindicalistas puros y algunos que se
dicen camaradas anarquistas (bajo el nombre genérico de anarcosindicalistas)
están elaborando un estatuto pre revolucionario en que entra una reforma y una
declaración de principios de la CNT, bajo la formula de: ‘nada de Comunismo
Libertario; todo el poder a los sindicatos’. Claro está que esta labor la están
realizando en secreto. Pero al menos, para nosotros, se ve la mano, si no la
coincidencia, con el vesanismo de los Treinta”37. Y de aquí podemos extraer alguna conclusión, dejando a un lado
si aquello se estaba produciendo en realidad o no. Por una parte vemos cómo la
FAI se limita a informar, pero en ningún momento controla la CNT. Esto viene a
confirmar la segunda parte de esta conclusión, y que a lo largo de lo ya visto,
como de lo que sucederá posteriormente, no solo la FAI no controla a la CNT,
sino que la organización específica se ve arrastrada y mediatizada por las
decisiones y el discurso de la CNT. Algo entendible teniendo en cuenta que la
CNT es muchísimo mayor en número que la FAI, y que todos los miembros de esta
última pertencen a la organización sindical.
Y el
debate del “treintismo” se va extiendo en el tiempo. En junio de 1933 se vuelve
a indicar que las corrientes posibilistas pueden desmoralizar a los trabajadores.
Igualmente siguen discutiendo sobre la línea que toma CNT, debido también al anterior punto,
ya que aparecen artículos que para los grupos de la FAI son reformistas. Hablan
en esa circular de uno de Eleuterio Quintanilla (38). El 15 de junio de ese
año, una carta manuscrita habla largo y tendido sobre la situación del CNT y de posibles directores para el
mismo, donde se barajan nombres como el de Eusebio Carbó o Valeriano Orobón
Fernández. En ese momento el director es Avelino González Mallada. La FAI vería
beneficioso que González Mallada pasara a ser redactor del diario y que el
director fuera o Carbó o Felipe Alaiz39. El 2 de agosto, se realiza un informe sobre la prensa libertaria
en Madrid. Si bien el CNT
se ha hecho con los talleres de El Imparcial, “La administración marcha bastante difícilmente (…) por lo que
nada tendría de particular que se viniera todo abajo”40. Igualmente informa que del
periódico Soldado del Pueblo se ha hecho cargo el Comité Peninsular de la Juventudes
Libertarias, por lo que augura que El Libertario puede aparecer. Pero aquí se ve que los Grupos Anarquistas de
Madrid pasan dificultades, pues la Región Centro informa que “veremos si la
Local de Madrid se rehace y toma en serio su publicación, buscando de cualquier
manera los medios que hacen falta para sacar adelante nuestro querido
periódico”41. El Comité
Peninsular responde el 8 de agosto comparando la situación que tiene el CNT por la que ha atravesado en más de
una ocasión Solidaridad Obrera.
En vísperas
de las elecciones de noviembre de 1933, se comienza a desarrollar ya lo que
será un debate de interés máximo para los grupos de la FAI. El grupo Los
Intransigentes presenta un dictamen de posible colaboración con los
socialistas. Se produce cuando el PSOE ha roto ya en la coalición de gobierno
con los republicanos y se detecta una radicalización tanto del partido como de
la UGT. Para el grupo Los Intransigentes está claro que los socialistas se han
equivocado. Que sus políticas de colaboración con la República han sido un
error. Que ese error llevó a una desmovilización de la UGT. Pero igualmente el
grupo Los Intransigentes analiza que la CNT y el anarquismo organizado se han
mostrado incapaces hasta la fecha, de articular un movimiento que pueda derrocar
al régimen capitalista en solitario. Esto lo establecen como “enseñanzas del
pasado”. Por ello este grupo de la FAI madrileña establece que “Por todo lo
dicho, conceptuamos útil y hasta necesaria la colaboración con los socialistas.
Esto no quiere decir, ni mucho menos, que debamos entregarnos
incondicionalmente a ellos. Al contrario, nos conceptuamos en inmejorables
coincidencias para sacar partido de las circunstancias”. Lo que vienen a decir
Los Intransigentes es que se puede colaborar con los socialistas en aquellos
puntos donde se coincida y la ideología anarquista no quede relegada. Pero más
allá no42. Esta ponencia
inaugura un debate que no terminará hasta el pleno de enero de 1936. Y por ello
el Comité Peninsular, aparte de informar sobre comicios orgánicos, informa de
los problemas que la FAI tiene en Cataluña con miembros de la Esquerra
Republicana, del Bloque Obrero y Campesino y con los sindicatos de oposición43.
Ya
comentamos más arriba que las elecciones de noviembre de 1933 dieron la victoria
a las candidaturas de la CEDA y del Partido Radical. Y de esto también la FAI
hace análisis, congratulándose de la abstención: “El pueblo nos ha demostrado
una vez más que está al lado de nuestra organización especifica y de la CNT”44. De todas formas, la victoria de la
derecha preocupa a los anarquistas y no van a escatimar esfuerzos para intentar
desencadenar un proceso revolucionario. Éste se produce en diciembre de 1933,
pero tuvo una organización deficiente y se torna en fracaso.
Este
último movimiento deja bastante mermadas las estructuras de la FAI madrileña.
Por las circulares dirigidas al Comité Peninsular con fecha del 10 y del 16 de
enero de 1934, se ve que las detenciones y la clausura temporal de locales por
la huelga general última ha desactivado un poco la actividad de la FAI. Pero la
actividad se recupera de forma rápida y ya el 22 de enero de 1934 se comienza a
hablar del “frente único” o unidad revolucionaria. La Federación Anarquista del
Centro, informa al Comité Peninsular de que la Federación Local de Grupos
Anarquistas está debatiendo la cuestión del “frente único” y que prepara un
dictamen sobre el mismo45.
Aunque ya con anterioridad el grupo Los Intransigentes había mostrado su visión
del asunto. Por ello, la Federación Anarquista del Centro aclara qué entiende
por frente único: “En realidad no es un criterio cerrado sino susceptible de
renombrarse en algunos aspectos, según las circunstancias aconsejen, siempre
que no desvirtúen los aspectos y tiende a afirmar las posibilidades de creación
revolucionaria que pueden ser concentradas más genuinamente anarquista”46.
Pero a
pesar de que se está desarrollando ese debate sobre el frente único, la
relación con los socialistas no es del todo agradable. A inicios de febrero de
1934, el periódico de la Juventudes Socialistas, Renovación, publica una información en la que dicen que miembros de la FAI
se han entrevistado con el ministro de Gobernación para negociar la libertad de
presos anarcosindicalistas47. La Federación de Grupos Anarquistas de Madrid y la Federación
Anarquista de Centro reaccionan rápidamente y mandan una carta al director de El Socialista y al de Renovación pidiendo explicaciones sobre
esta noticia. Emiten igualmente una nota con el título de “¡Pruebas!
¡Pruebas!”, donde se hace en varios puntos una crítica a Renovación y su noticia así como se
piden explicaciones de dónde han sacado tales conclusiones y que demuestren
cuándo la FAI ha pactado con elementos ultra-reaccionarios, tal como consideran
a Lerroux48. Critica de
esa forma que nunca llegarán al frente único con esos parámetros. Pero el mismo
día que emiten la nota también mandan una circular al Comité Peninsular para
preguntar sobre esta cuestión y qué hay de verdad en ello49. No es hasta el 23 de febrero cuando
el Comité Peninsular informa que tal comisión fue nombrada solo y
exclusivamente por el Comité Nacional de la CNT y de ella formaron parte Juan
García Oliver y Francisco Ascaso50.
Pero a
excepción de esto, el tema central sigue siendo el frente único. El 8 de
febrero el Comité Peninsular informa que el dictamen del grupo Los Intrangentes
lo ha hecho suyo la FAI del Centro51.
En marzo
de 1934 Madrid es una ciudad en huelga. Construcción, metalúrgicos, gráficas,
camareros, etc., están en huelga. La FAI mantiene apoyo y posición ante las
mismas. El 10 de marzo informa de ellas en una circular, donde avisa que la UGT
va a declarar huelga general en todos los ramos emplazada por la FAI y que se
están produciendo detenciones de miembros de la Federación52. Tan solo 5 días después informan
que los lideres socialistas de la UGT han votado contra la huelga general: “Se
ha reunido el Comité Central de la UGT para acordar la huelga general de todos
los ramos, y como hubo empate, el voto de Largo Caballero decidió la votación
en contra de la misma”53.
Pero la FAI distingue entre el líder socialistas, con el que nunca llegará a
ningún tipo de acuerdo, y el militante socialista, que en las luchas obreras ha
confraternizado con el anarquista. Por ello la propaganda la dirigen a mostrar
la actitud que los socialistas están teniendo. Este tipo de críticas al
dirigente socialista es común en las circulares de la FAI.
Ese
mismo marzo la Federación Anarquista del Centro emite un manifiesto en el que
informa de las actividades de la FAI y solicita ayuda económica para poder
mantener esas luchas54.
En abril
la preocupación se traslada por un acto que tiene convocado para el día 22 de
ese mes la derecha en El Escorial, cuestión que ya vimos en el desarrollo del
movimiento obrero madrileño durante la Segunda República. Para la FAI madrileña
es gravísimo que se pueda llevar a cabo dicho acto, por considerarlo una
provocación del fascismo. Por ello propone que tanto la CNT como la UGT
convoquen una huelga general con la idea de poder arrastrar definitivamente a
la UGT hacia posiciones revolucionarias. La idea constante de los anarquistas
madrileños es el posicionamiento de los socialistas, haciéndoles ver que deben
de estar con la revolución y no ser timoratos. Si no se pudiera llevar a cabo
la huelga, la FAI propone que se boicoteen todos los transportes el 22 de
abril, para dificultar la llegada de derechistas al lugar de reunión.
Con esto
como telón de fondo, el Comité Peninsular sigue preguntado sobre cómo se
desarrollan los debates sobre la unidad revolucionaria en los grupos
madrileños. La FAI madrileña informa que el debate se ha pospuesto, pues la
propuesta que les envió la UGT no llevaba el sello de la misma sino del PSOE.
Igualmente porque están ocupados en las acciones contra el acto de El Escorial,
donde informan de que las Juventudes Socialistas y las Juventudes Libertarias
han llegado a acuerdos al respecto55. En virtud de esto el Comité Peninsular contesta el 19 de abril
diciendo que sabiendo cómo han actuado los socialistas en el pasado, no
entienden la actitud de la FAI en Madrid. Para el Comité Peninsular: “Nosotros
hemos visto la actitud cuando gobernaban, lo que para ellos era considerada la
CNT y no repararon en medios para humillarla, ahora se acuerdan cuando por su
actitud han hecho ahondar más las diferencias que existían y sacarlas del
atascadero en que se han colocado por egoísmo personal de gobernar”56.
Esta
situación la intenta aclarar la Federación Anarquista del Centro y para ello
adjunta también un recorte de prensa del periódico El
noticiero universal. El 22 de abril informa la FAI
Centro que todo lo que se está haciendo es por el bien del anarquismo, para
hacer avanzar las ideas libertarias. Ponen como ejemplo que ese mismo día se ha
paralizado 24 horas los transportes en Madrid debido a la concentración
derechista de El Escorial. Por ello, el día 23, aunque no sea respondiendo a la
última circular de FAI Centro, consideran que “si los acuerdos que habéis
tomado con los socialistas solo son para salvar la vida de los compañeros en la
lucha está bien, pero limitaros solo a estas cosas pues aquí tenemos tan amarga
experiencia de sus actuación en las luchas sindicales (…)”57. La FAI Centro pide por su parte que
lo mismo que ellos informan de las actividades que están haciendo, que otras
regionales también lo hagan. Y deja igualmente constancia que aunque pueden
llegar a acuerdos con los socialistas no van a aceptar ningún tipo de política
impuesta por los socialistas: “el caso es que propalan a los cuatro vientos la
consigna ‘todo el poder al partido socialista’. Contra esto hemos de reaccionar
igual que contra el fascismo”58.
El 1 de
mayo de 1934 el Comité Peninsular muestra enfado con la FAI Centro por la
actitud que se toma frente a los socialistas y adjunta una hoja de la
Federación Local de Sindicatos Únicos de la CNT, donde se hace una crítica
fuerte contra los socialistas y su oposición a prolongar la huelga general
última convocada59. El 8
de mayo contesta la FAI Centro diciendo que si ellos participan de la unidad
revolucionaria es precisamente para desenmascarar a los socialistas y sus
actitudes hacia el trabajador. Da toda la veracidad a la hoja de la CNT
madrileña, que ellos mismos han remitido: “El manifiesto que os mandamos de la
Federación Local responde a la estricta verdad de los hechos”60.
Pero no
solo en Madrid hay problemas. En Cataluña, según informan los grupos de aquella
regional, están teniendo problemas con la Esquerra Republicana. La FAI
madrileña pide que toda la Federación sea una piña ante esos ataques.
Las
huelgas se suceden y constantemente en los documentos de los anarquistas
madrileños se hace referencia a ello. En la FAI Centro son optimistas respecto
a la situación que deben de adoptar. Así lo hacen saber el 5 de junio, al igual
que acuerdan impulsar Tierra y Libertad e informan de la situación en toda la Regional Centro, que es una
de las que está creciendo: “Catorce grupos con un total de 100 hombres
exclusivamente en esta Federación”61. A estos grupos hay que unir 55 grupos de barriada con unos 650
adherentes. La propaganda anarquista va haciendo efecto en Madrid.
Para la
FAI Centro se hace necesario no confundir las actividades de un grupo de acción
con las de un grupo anarquista. Y en eso apunta más a Cataluña, donde según la
FAI madrileña no se tienen las ideas tan claras en ese sentido. Por ello no les
extraña que haya casos de decepción que repercuta de forma negativa en la
organización62.
En este
momento se produce una ruptura de comunicación entre el Comité Peninsular y la
Regional Centro de la FAI hasta el 8 de agosto de 1934. Se queja la FAI Centro
de que se han escrito numerosas cartas y que no han tenido respuesta e
igualmente atisba que miembros de la Federación de Grupos Anarquistas de Madrid
mantienen contacto directo con el Comité Peninsular, cuando solo lo pueden
hacer a través del Comité de Relaciones63. El Comité Peninsular aclara que no ha llegado toda la
correspondencia de la que habla la FAI Centro. Igualmente se informa de que en
el último Pleno Nacional de Regionales de la CNT se habló de la unidad
revolucionaria, y el representante de la Regional Centro aclara que para la
misma hay un acuerdo, con matices de apreciación, y con la ayuda de los grupos
anarquistas de Madrid. Por ello se queja el Comité Peninsular de que se utilice
un lenguaje agresivo en la correspondencia, ya que nunca han puesto en duda la
palabra de los miembros del Comité Regional Centro de la FAI64.
Pero a
la altura de mediados de agosto de 1934 hay un cambio tanto en el Comité de la
Federación Local de Grupos Anarquistas de Madrid como en el Comité Regional
Centro de la FAI. Si la FAI Centro se mostraba partidaria de la llamada
tendencia “aliancista” a partir de ese instante, ambos comités no están de acuerdo
con la unidad. Y así lo hace ver tanto la carta de la Federación Local de
Grupos anarquistas como una carta particular de José Luis Pérez Rivero, que se
muestra contrario a la alianza65. En dicha carta, López Rivero habla de que hay 5 grupos que se han
separado de la Federación por esta cuestión. Pero la ruptura no llegará hasta
un año después. La FAI Centro manda al Comité Peninsular el cese de sus
miembros, pero no da una visión tan catastrofista como la de Pérez Rivero: “Por
lo que se refiere a las discrepancias entre la Regional y la Local de aquí, que
vosotros creéis que existen, ello no pasa de ciertas incompatibilidades entre
un reducido grupo de individuos, compañeros, pero afortunadamente esas
incompatibilidades individuales han quedado suprimidas”66.
La
actividad de los grupos y de los anarquistas no solo se ceñía al plano de los
debates. Se seguía repartiendo la prensa y participando de todos los
movimientos generados en la capital. Y como no olvidaban la parte instructiva
de la formación revolucionaria, un denominado “grupo de militantes
anarquistas”, propone la publicación de un texto titulado La insurrección al alcance de todos67.
A pesar
del cambio de posturas en la FAI, lo cierto es que se sigue pensado que se debe
interactuar con las masas para poder hacer extensivo el mensaje anarquista.
Igualmente consideran que “Con respecto a la posición de la CNT ya os
mandaremos un manifiesto donde después de condenar la postura de la UGT en la
huelga fija la conducta a seguir en movimientos de esta naturaleza”68.
El
estallido del movimiento huelguístico y revolucionario hace que se persiga a
los militantes de la FAI madrileña y que su reorganización se produjera más
tarde, por lo menos en lo que respecta a la correspondencia con el Comité
Peninsular. Del desarrollo de los acontecimientos de octubre se informa en
febrero de 1935, cuando la CNT y la FAI emiten un Informe
ampliado del ex Comité Revolucionario del Centro, referente al movimiento
revolucionario de octubre de 193469. Ya vimos con anterioridad cómo a pesar de algunos contactos con
la UGT, los anarquistas constituyeron su propio Comité Revolucionario. En el
Informe hacen un análisis de cómo los Comités de Defensa Confederal no había
funcionando satisfactoriamente. La huelga comienza el día 4 con algunos
panaderos en paro y se concreta el 5, donde más oficios van entrando en el
movimiento. Se lamentaban de la poca actuación de los socialistas, que en esos
primero momentos “no lanzaron ni un manifiesto ni una hoja; callaron”. La
reunión que tienen con la Agrupación Socialista Madrileña no fructifica en
nada. A partir del 7, los anarquistas se quejan de la pasividad socialista, por
lo que se lanzan en los cuarteles y en las barriadas “con el fin de orientar
nosotros el movimiento, dándole carácter de revolución social”. Las noticias
que les llegan de Asturias son buenas, lo que les anima a seguir en la huelga.
Se siguió intentando celebrar reuniones con la UGT, que no fructificaron, y
paulatinamente el movimiento revolucionario se va viniendo abajo. Las
detenciones comienzan y con ellas la represión. La conclusión que saca el
documento es bastante interesante: “Este Comité Revolucionario estima que la
CNT no hizo lo que debiera nacionalmente, por la actuación de determinados
militantes de importantes organismos confederales y propone se haga una
investigación para averiguar lo que haya de cierto en gravísimas acusaciones
que este Comité Revolucionario conoce y de las que informará a la organización
tan pronto como lo exija”.
Está
clara la autocrítica del movimiento anarquista. Intentaron llegar a un pacto
revolucionario con los socialistas pero no lo lograron. Si bien el documento
tiene algunas lagunas de lo que fue la organización y desarrollo del movimiento
de octubre en Madrid, lo que sí muestra a la perfección es la visión que los
anarquistas madrileños tenían ante una situación revolucionaria.
A partir
de diciembre de 1934 se reanuda la comunicación con el Comité Peninsular, que
debido a la represión de octubre quedó seriamente erosionada. Y se comienza a
preparar el Pleno de Regionales de la FAI donde se va a tratar la posición de
la FAI respecto a las demás tendencias (correlación de fuerzas ante el momento
revolucionario), la prensa y el concepto de comunismo libertario70. Hay que recordar que, a pesar de
que el dictamen del comunismo libertario lo aprueba la CNT en el congreso de
mayo de 1936 (ya había hablado con anterioridad de ello en 1919), es la FAI
quien desarrolla esta ponencia, completamente fuera de la CNT, ya que fue Isaac
Puente, militante de la FAI, quien en 1933 y a petición de la organización
especifica del anarquismo escribió el folleto El
comunismo libertario.
El año
1935 comienza con un pequeño problema entre la Federación Local de Grupos Anarquistas
de Madrid y el Comité Peninsular. Este último había designado a Avelino
González Mallada como representante de la FAI en un mitin internacional que se
iba a celebrar en París. Al ser González Mallada miembro de un grupo de la FAI
madrileña, los grupos de la capital consideran “Ver con disgusto la
determinación del Comité Peninsular al no consultar a esta Organización antes
de hacer el nombramiento expresado, y advertirle que en lo sucesivo no disponga
de ningún componente de esta Federación Local sin previa consulta”71. El Comité de Relaciones lo hará
saber al Comité Peninsular. Pero en esta misma circular los miembros de Madrid
ya muestran las “diferencias de apreciaciones que existen entre los grupos
adheridos a la FAI en la localidad”72.
Antes de
analizar la ruptura, la Federación Local de Grupos Anarquistas de Madrid
informa que tienes datos de fuentes fiables de que “elementos derechistas
organizan un golpe de Estado con elementos Militares”. Adjunta un documento de
una denomina Junta Nacional, donde quieren hacer ver el peligro que significa
los revolucionarios tras el movimiento de octubre73. La respuesta no se hace esperar por la FAI de Madrid, que saca a
la calle una serie de volatinas y un manifiesto mostrando la posición que se
iba a adoptar en caso de producirse dicho golpe. Ya anticipa la FAI cuál será
su determinación cuando se produzca el golpe de Estado de julio de 1936: “Si la
amenaza de los militares se lleva a cabo y un general o unos generales,
pretenden repetir la hazaña de Primo de Rivera en 1923, todos los hombres
rebeldes que haya en España, todos los trabajadores llámense como se llamen y
pertenezcan a donde quiera que sea, tenemos un deber imperativo que cumplir y
una misión suprema que realizar: impedir a toda costa el triunfo del
militarismo y de la reacción.
(…) ¡Pueblo trabajador de Madrid y de España!
Si los militares dan el golpe de Estado que tienen preparado, alcémonos en
armas y no cesemos hasta que en nuestro país haya sido aplastado
definitivamente el monstruo militarista-católico-fascista; hasta que, para
siempre, sea destruido el autoritarismo y anulado el Estado; es decir, hasta
que por un esfuerzo gigantesco de los trabajadores, triunfe en España la
justicia, la libertad y el bienestar; luchemos hasta conseguir el triunfo del
Comunismo Libertario”74.
Durante
ese año 1935 se va a producir un proceso de ruptura en la Federación de Grupos
de Madrid que va a generar todo un debate sobre la estrategia a seguir y que no
se resolvería hasta inicios de 1936.
El 4 de
marzo de 1935 la Federación Local de Grupos Anarquistas hace una relación de
los grupos existentes en dicha Federación: “Los Hermanos, con 5 componentes;
Irredentos, 5; Los de siempre, 8; Adelante, 7; Los Libertos, 10; Productor, 6;
Los Rebeldes, 7; Acción y Cultura, 5; Los Intransigentes, 13; Los Desconocidos,
10; Los Impacientes, 3; Actividad, 7; Acción y Silencio, 8”75. En esa misma circular se habla del
problema que se ha generado con Melchor Rodríguez, que había llevado a cabo una
negociación voluntaria con el Ministerio de Gobernación para poder liberar a
presos anarquistas. Esta actitud no es bien recibida en su grupo (Los Libertos)
y Melchor Rodríguez es apartado de la FAI. Aunque al Comité Peninsular la
actuación de apartarle le pareció demasiado ligera, el problema de Melchor
Rodríguez, que será reconocido durante la Guerra Civil por su labor humanitaria
siguiendo sus principios anarquistas, no se resolverá hasta el mismo Pleno,
donde se vuelve a hablar de la unificación de los grupos.
Está claro
que la Federación Local de Grupos Anarquistas de Madrid está camino de la
ruptura. Y eso solo se puede certificar en un comicio orgánico de la
organización. Igualmente por la circular del 2 de abril de 1935 se ve que sigue
habiendo problemas, pues militantes de la FAI han sido detenidos en los días
previos, lo que ha hecho difícil la comunicación con el Comité Peninsular76.
En mayo
la situación ya es muy tensa, pues el Comité Peninsular se preocupa por la
situación que se ha generado, lamentándola (77). Y estos problemas se producen
cuando el Estado de Guerra ha sido derogado y la Federación Anarquista del
Centro se vuelve a presentar públicamente y con un aspecto combativo: “Ni que
decir tiene que esta campaña será la mas potente por lo razonada, contra el
Estado, la política, el capitalismo y la Iglesia en cuanto al aspecto
demoledor. Y respecto a la labor constructiva de un futuro próximo revelará
ante el país planes económico-morales tan sencillos y sugestivos que no solo
los indiferentes en la lucha social, sino incluso los trabajadores enrolados en
centrales sindicales de táctica autoritaria engrosarán apresuradamente nuestras
filas”78.
La
Federación Local de Grupos Anarquistas de Madrid informa en junio de 1935 que
se ha procedido a la ruptura entre grupos de la localidad. Y saca dos escritos.
Uno dirigido a los sindicatos, a los grupos, a las Juventudes Libertarias y a
las individualidades, y otro dirigido al Comité Peninsular. En ellos se explica
que la ruptura ha venido dada porque unos grupos se mostraban partidarios de la
alianza revolucionaria con los socialistas y otros no. Una situación que se
llevaba viendo desde 1933. Para la Federación de Grupos de Madrid el movimiento
de octubre agravó la situación y se ha llegado a la ruptura. Como el Comité
Regional lo conformaban en su mayoría miembros aliancistas, a partir de junio
de 1935 existe una duplicidad. Hay dos Federaciones de Grupos Anarquistas en
Madrid y dos Comités de Relaciones, si bien el no aliancista funcionó con
completa normalidad. Está claro que el Comité
Peninsular iba a tener mucho trabajo por delante79. Uno de los miembros de los no aliancistas fue Lorenzo Iñigo.
Por su
parte, los grupos partidarios de la alianza mandan una circular al Comité
Peninsular el 13 de junio donde informan de la situación y dan una relación de
los grupos que la componen (Los Intransigentes, Los Libertos, Productor, Acción
y Silencio, Los Irredentos y Jóvenes Rebeldes)80.
Desde
ese momento ambas facciones entran en una disputa, pues las dos se sienten
dentro de la FAI y no desestimadas por nadie. Así lo hace notar una circular de
los grupos “aliancistas” el 8 de julio de 193581.
Todas
estas cuestiones preocupan al Comité Peninsular, que siempre quiso ser
mediador. Hay pasos como el del grupo Los Intransigentes, que presenta un
dictamen que sirva como base para la reorganización. En él establece que las
bases del anarquismo tienen que ser abiertas, que las tácticas deben ser
responsables y que distintas visiones pueden coexistir dentro de una misma organización.
Condena la violencia y la delincuencia, que no ve como medio para la
consecución de las ideas anarquistas. Respecto a la unidad revolucionaria, para
Los Intransigentes la revolución no se puede hacer obviando a los trabajadores
de la UGT, que también son sujetos de la revolución. Pero esto no significa
hipotecar los principios anarquistas frente a los socialistas82.
Para el
Comité Peninsular la solución pasa por convocar un Pleno Regional donde se
discutan las posiciones y se proceda a la reorganización. Pero para la
Federación de Grupos Anarquistas de Madrid no hace falta tal Pleno, sino uno
local y donde puede asistir el Comité Peninsular. Finalmente, en noviembre de
1935 se llega al acuerdo de proceder a la convocatoria del Pleno: “Pero a pesar
de esto y dada la enorme confianza que tenemos en lo justo de nuestra posición,
vamos a dar muestras de nuestra transigencia, es decir, vamos a llevar la
transigencia hasta el fin, vamos a aceptar lo que vosotros decíais respecto a
la convocatoria del Pleno Regional, pero bien entendido que hemos de ser
nosotros –de acuerdo con los grupos de la Región cuya casi totalidad
controlamos– los que hemos de elaborar el orden del día”83. No sin dificultades el Pleno queda
convocado el 20 de diciembre para el 12 de enero de 1936.
Finalmente
es en un Pleno Local de los grupos anarquistas de Madrid, donde definitivamente
quedará solucionado el tema de la separación. Y el pleno es de interés, pues
aventura cuestiones que se verán en un futuro próximo (el golpe de Estado),
como el de la solución de los problemas internos y la correlación de fuerzas.
El delegado de Comité Peninsular establece que “Los momentos presentes son los
más graves de la historia del proletariado español. Se puede esperar un triunfo
de las izquierdas, pero también se teme, con razón, un levantamiento de
derechas, que por medio de una sublevación militar imponga una dictadura
fascista”84.
Pasando
a la cuestión de la unificación, si bien hay debates, sobre todo entre Serafín
González Inestal y Cipriano Mera, el primero perteneciente a los llamados
“aliancistas” y el segundo a los “antialiancistas”, se ve la voluntad de
solucionar el problema. Valle propone y explica la actitud que se ha de tener
ante la UGT: “Lo que tenemos que hacer es convencer a los de la UGT de que
tienen que sacudirse de la tutela socialista que los lleva por cauces
políticos, que falsean la revolución”85. Tras ocho meses de ruptura se ha vuelto a producir la
unificación de los grupos anarquistas en Madrid.
Igualmente
de ese Pleno se saca un dictamen por el cual “La Federación Local de Grupos
Anarquistas de Madrid se declara totalmente en
contra de los atracos como medio de lucha, ni para
aportar fondos para ninguna de nuestras actividades revolucionarias ni para
apoyar presos. La Federación Local de Grupos Anarquistas de Madrid, ni ha
organizado nunca, ni organiza, ni ampara, ni encubre, ninguno de estos hechos”86. La referencia a esto es clara.
Durante el año 1932 se procedió al atraco de bancos y otras entidades con el fin
de subvencionar al movimiento anarquista. No era patrocinado ni por la CNT ni
por la FAI, pero los participantes sí eran afiliados a la primera. Es el caso
de Felipe Emilio Sandoval Cabrerizo, anarquista expropiador (no delincuente
común como se ha presentado posteriormente en documentos franquistas), con el
cual los grupos anarquistas de la FAI no se sienten identificados y condenan
sus acciones.
Días
después del Pleno, el Comité Peninsular se congratula de que se haya consumado
“la integración de todos los anarquistas en el movimiento específico”87. La victoria del Frente Popular y
el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 harán variar todos los planes y se
inaugurará un nuevo período protagonizado por la guerra.
Este artículo fue publicado por primera vez en Germinal. Revista de Estudios
Libertarios núm.4 (octubre de 2007)
1.-
Fondo Documental del Instituto Nacional de Estadista (INE). Censo de Población.
Provincia de Madrid.
2.-
Cfr. Dirección General de Agricultura y Comercio, Memoria
acerca del estado de la industria de Madrid en el año 1905, Madrid s/a, y Vicente Rico, Anuario
industrial de la provincia de Madrid, años
1930-1931, Madrid.
3.-
Santos Juliá, Madrid, 1931-1934. De la fiesta
popular a la lucha de clases, Siglo XXI, Madrid
1984, p.80.
4.-
Todo esto se puede seguir a través de la información que dan periódicos como La Tierra, dirigido por Salvador
Cánovas Cervantes, o El Socialista.
5.- El Socialista, 14 de abril de 1931.
6.- La Tierra, 14 de abril de 1931.
7.-
Ídem.
8.-
Largo Caballero, al frente de Ministerio del Trabajo, decreta el 1 de julio de
1931 la jornada de 8 horas de trabajo, que se hace ley oficial de la República
el 9 de septiembre de 1931. Cfr. Decreto de 1 de
julio de 1931 sobre la duración máxima legal de la jornada de trabajo, Instituto Reus, Madrid 1934.
9.-
Santos Juliá, op. cit. p.20.
10.- J.
Ruiz del Toro, Octubre (etapas de un período
revolucionario en España), Rivadavia, Buenos Aires
1935, p.157.
11.-
Cfr. Manuel Corpa Rumayor, Los pioneros. La política
en los ayuntamientos (1891-1905), Fundación Pablo
Iglesias, Madrid 2006; y mi trabajo “1904. Año clave de los socialistas
alcalaínos”: Anales Complutenses XIII (2001) p.191-202.
12.- Tierra y Libertad, 1 de enero de 1913.
13.-
“Para qué fundamos la FAI” (entrevista a Progreso Fernández): Bicicleta, n.11.
14.-
Francisco Madrid Santos, La prensa anarquista y
anarcosindicalista en España desde la I Internacional hasta el final de la
Guerra Civil, tesis doctoral inédita, p.198.
15.-
Instituto de Reformas Sociales, Estadísticas de
huelgas (1917-1918), Madrid 1921, p.L-LII.
16.-
“Huelga de Tahoneros”: El Socialista, 9 de febrero de 1917.
17.-
Antonio Elorza, “Socialismo y agitación popular en Madrid (1908-1920)”: Estudios de Historia Social 18-19
(julio-diciembre 1981).
18.-
Mauro Bajatierra, Desde las barricadas. Una semana
de revolución en España. Las jornadas de Madrid de agosto de 1917 (Diario de
quienes fueron más que testigos), Casa Editorial
Monclús, Tortosa 1918.
19.-
Cfr. Eduardo de Guzmán, 1930. Historia política de
un año decisivo, Tebas, Madrid 1973, p.429-510.
20.-
Santos Juliá, op. cit. p.262.
21.-
Fundación Anselmo Lorenzo, Archivo del Comité Nacional de la CNT. Caja 262, B.
22.-
Sandra Souto Kustrín, Y ¿Madrid? ¿Qué hace Madrid?
Movimiento revolucionario y acción colectiva (1933-1936), Siglo XXI, Madrid 2004, p.82-83.
23.-
Ídem p.136.
24.- Solidaridad Obrera, 18 de febrero de
1936.
25.-
“Extracto del acta de la Conferencia celebrada en Valencia los días 25 y 26 de
julio de 1927”: Ruta, 22
de julio de 1937, n.40; también el libro de Juan Gómez Casas, Historia de la FAI, Fundación Anselmo
Lorenzo y otros, Madrid 2002.
26.-
Santos Juliá, op. cit. p.223.
27.-
Archivo del Comité Peninsular de la FAI (ACPFAI). Paquete 35. Caja 149. Hoja 2
(29 de agosto de 1932).
28.-
ACPFAI. Paquete 35. Caja 149. Circular de la Federación Regional del Centro al
Comité Peninsular, 1 de septiembre de 1932.
29.-
Ídem, 8 de septiembre de 1932.
30.-
Ídem, “Informe que la Regional del Centro presenta al Pleno”. Hoja 13.
31.-
Ídem, Circular del 31 de enero de 1933.
32.-
Ídem.
33.-
Ídem, Circular de la Federación Regional de Grupos Anarquistas del Centro, 28
de febrero de 1933.
34.-
Ídem, Premisas revolucionarias.
35.-
Ídem, Circular manuscrita sin fecha. Hoja 20.
36.-
Ídem, Circular del Comité Peninsular a la Federación de Grupos Anarquistas del
Centro, 21 de marzo de 1933.
37.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular, 22 de marzo de 1933.
38.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular, 3 de junio de 1933.
39.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular, 7 de julio de 1933.
40.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular, 2 de agosto de 1933.
41.-
Ídem.
42.-
Ídem, “Proyecto de dictamen sobre la conveniencia de ir a una inteligencia con
los elementos socialistas a fin de garantizar el triunfo de la futura
revolución”, Ponente: grupo anarquista Los Intransigentes.
43.-
Ídem, Circular del Comité Peninsular, 12 de noviembre de 1933.
44.-
Ídem, Circular del Comité Peninsular, 23 de noviembre de 1933.
45.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular, 22 de enero de 1934.
46.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular, 2 de febrero de 1934.
47.-
“Por qué se oponen los faístas al frente único”: Renovación.
48.-
ACPFAI. Paquete 35. Caja 149. Nota “¡Pruebas! ¡Pruebas!” por la información de Renovación. 6 de febrero de 1934.
49.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular, 6 de febrero de 1934.
50.-
Ídem, Circular del Comité Peninsular, 23 de febrero de 1934.
51.-
Ídem, Circular del Comité Peninsular, 8 de febrero de 1934. Con ello es
probable que el dictamen de Los Intransigentes, al no estar fechado, sea
producto posterior de la victoria electoral de la derecha y del movimiento
huelguístico de diciembre de 1933.
52.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular, 10 de marzo de 1934.
53.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular, 15 de marzo de 1934.
54.-
Ídem, “A todos los núcleos de anarquistas, simpatizantes y personalidades
aisladas”, marzo de 1934.
55.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular, 19 de abril de 1934.
56.-
Ídem, Circular del Comité Peninsular, 19 de abril de 1934.
57.-
Ídem, Circular del Comité Peninsular, 23 de abril de 1934.
58.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular, 26 de abril de 1934.
59.-
Ídem, Circular del Comité Peninsular y manifiesto de la FLSU de la CNT, 1 de
mayo de 1934.
60.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular, 8 de mayo de 1934.
61.-
Ídem, Informe de la Federación Local de Grupos Anarquista de Madrid al Comité
Peninsular, 5 de junio de 1934.
62.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular, 13 de junio de 1934.
63.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular, 8 de agosto de 1934.
64.-
Ídem, Circular del Comité Peninsular, 10 de agosto de 1934.
65.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular y carta de José Luís Pérez Rivero, 16 de
agosto de 1934.
66.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular,18 de agosto de 1934.
67.-
Ídem, “Un folleto interesante”, 30 de julio de 1934.
68.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular, 13 de septiembre de 1934.
69.-
Ídem, Informe ampliado del ex Comité revolucionario del Centro, referente al
movimiento revolucionario de octubre de 1934, febrero de 1935.
70.-
Ídem, Orden del día del Pleno de Regionales de la FAI.
71.-
Ídem, Circular de la Federación Local de Grupos Anarquistas al Comité de
Relaciones de la FAI Centro, 15 de enero de 1935.
72.-
Ídem.
73.-
Ídem, Circular al Comité Regional del Centro. “Documento de la Junta Nacional”.
74.-
Ídem, “¡Al pueblo trabajador!”
75.-
Ídem, Circular de la Federación Local de Grupos Anarquistas de Madrid al Comité
Regional de Grupos, 4 de marzo de 1935.
76.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular, 2 de abril de 1935
77.-
Ídem, Circular del Comité Peninsular, 28 de mayo de 1935.
78.-
Ídem, Circular de la Federación Anarquista del Centro, junio de 1935.
79.-
Ídem, Circular a los sindicatos, grupos, juventudes e individualidades.
Circular al Comité Peninsular, junio de 1935.
80.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular, 13 de junio de 1935.
81.-
Ídem, Circular al Comité Peninsular, 8 de julio de 1935.
82.-
Ídem, Dictamen que para proceder a la reorganización de la federación de Grupos
Anarquistas de Madrid propone el grupo Los Intransigentes.
83.-
Ídem, Circular de la Federación Grupos Anarquistas del Centro al Comité
Peninsular, 4 de noviembre de 1935.
84.-
Ídem, Acta del pleno local de los grupos anarquistas de Madrid afectos a la
FAI, 12 de enero de 1936.
85.-
Ídem.
86.-
Ídem.
87.-
Ídem, Circular del Comité Peninsular, 23 de enero de 1936.
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