(Carles Fontserè i Carrió; Barcelona, 1916 -
Girona, 2007) Artista español. Pintor, escenógrafo, editor, fotógrafo y
escritor, fue uno de los máximos exponentes del cartelismo republicano.
Sus carteles para la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), la
Federación Anarquista Ibérica (FAI) y el Partido Obrero de Unificación
Marxista (POUM) durante la Guerra Civil española constituyen auténticos
iconos.
Carles Fontserè
Nacido en el seno de una familia de la mediana
burguesía catalana, su padre era carlista militante, y él ingresó en los
requetés siendo muy joven. Educado en los jesuitas, no fue un
estudiante brillante. Prefería dibujar, pese a lo cual su paso por la
escuela de La Llotja sería una experiencia fugaz, y su formación,
básicamente autodidacta: “Comencé a dibujar a los quince años […] Vi un
anuncio en la prensa buscando un artista gráfico, así que comencé a
diseñar etiquetas para productos, logos para casas de moda, carteles,
piscinas y centros deportivos... y anuncios clasificados en periódicos”.
Carles Fontserè inició su carrera como
ilustrador a principios de la década de 1930 en revistas conservadoras,
como el semanario carlista Reacción, y como dibujante publicitario para
los almacenes Bowmer & Bo y de carteles cinematográficos para United
Artists y Universal Films. Tuvo una participación activa en la campaña
electoral de 1932 de la derecha catalanista; no obstante, la huida de su
padre con otra mujer provocó en el muchacho una importante
transformación ideológica y su acercamiento al anarquismo libertario.
En 1936 Helios Gómez fundaba el Sindicato de
Dibujantes Profesionales de Barcelona (SDP). En el seno del SDP se
darían cita las primera figuras del grafismo catalán del momento: Antoni
Clavé, Alumà, Josep Renau, Coq, Manuel Monleón, Jacint Bofarull,
Bagaria, Martí Bas, Tísner y un muchacho de poco más de veinte años que
maduraría gráficamente en esta Barcelona libertaria, Carles Fontserè.
El 70 % de la producción cartelística
antifascista en guerra viene firmada por el SDP, y Fontserè será uno de
los cartelistas más activos hasta mayo de 1937, cuando, a su juicio, “se
institucionaliza la propaganda, se pierde la espontaneidad y se cae en
la monotonía”. “Aquellos primeros carteles fueron, en cierta manera, el
«certificado» multicolor de la revolución en Cataluña. Los generalmente
llamados «carteles de la Guerra Civil española» vinieron después.
Carteles que yo califico de «institucionales», por decirlo de alguna
manera, y ser obra de encargo de las oficinas de propaganda, en
distinción de los carteles de las primeras semanas, que fueron la obra
espontánea y directa de los artistas que desde el primer momento
quisieron participar con su labor en la lucha contra la reacción y el
fascismo levantado en armas”.
Solà, Fontserè y Riba-Rovira diseñaron los tres primeros carteles de aquellos días: Unión es fuerza, Trabaja para los que luchan y Leed Trabajo.
Fueron editados por el recientemente creado Partit Socialista Unificat
de Catalunya (PSUC) y difundidos ampliamente. “La explosión cartelista
de julio del 36 en Barcelona”, como la denominaría Fontserè, es uno de
los fenómenos de la Guerra Civil española más positivamente valorados
por estudiosos y críticos de todo el mundo.
Uno de los carteles más conocidos del artista,
prácticamente convertido en objeto de culto estético, muestra a un
campesino empuñando una hoz, el lema Llibertat! (Libertad) y, al
fondo, la bandera rojinegra. Este cartel de la FAI se sigue
reproduciendo como referencia visual del anarquismo en la Guerra Civil,
una ideología que Fontserè jamás abandonó. Fontserè dejaría un retrato
de estos años en su primer libro autobiográfico, Memòries d’un cartellista catalá (1931-1939)
(1994), una obra imprescindible para conocer el funcionamiento
revolucionario interno del SDP y la creación combativa de aquellos días.
Uno de los más célebres carteles de Fontserè
En 1937, Fontserè se alistó en las Brigadas
Internacionales y luchó en el frente del Ebro. Al disolverse este cuerpo
pasó al Comisariado de Propaganda. Con la victoria de las fuerzas
leales al general Franco, cruzó la frontera en la Vajol, el 5 de febrero
de 1939, con el presidente de la Generalitat de Catalunya, Lluís
Companys, el comisario de Propaganda Jaume Miravitlles y el consejero de
Gobernación, Josep Tarradellas, y fue internado en el campo de
concentración de Saint-Cyprien, de donde se fugaría poco después
colándose bajo las alambradas.
Durante la ocupación alemana sobrevivió en París
dedicándose a varios oficios, hasta que pudo recuperar el lápiz y
empezar a dibujar historietas ilustradas por encargo. Alternó por aquel
entonces el dibujo (produjo e ilustró ediciones para coleccionistas de
obras clásicas de la literatura catalana), la pintura y la escenografía
(en 1946 realizó los decorados y el vestuario de la versión francesa de La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca). El artista dejó constancia de ese período en su segundo libro autobiográfico Un exiliado de tercera. En París durante la Segunda Guerra Mundial (2004).
En 1948 se exilió en Ciudad de México. En la
capital azteca, coincidió con Mario Moreno, Cantinflas, con quien
produciría una revista-espectáculo de tipo parisiense, de la que
diseñaría el vestuario y la escenografía, que ejecutaría personalmente.
Desde México pasó a Nueva York, donde viviría durante las dos décadas
siguientes (1949-1973) y donde conocería a la que sería su esposa, Terry
Broch.
En Nueva York trabajó como dibujante de cómics,
pintor, diseñador de carteles y decorados (con otro dibujante anarquista
español, Shum, un icono de la lucha social, curtido en el frente de
Aragón), monitor de escenografía en Harlem, editor de una revista
mensual de arte y, esporádicamente, también como taxista. De esos años
data su creciente interés por la fotografía, disciplina en la que
colaboró con Salvador Dalí. El archivo Fontserè cuenta con unos 42.000
negativos, de los cuales unos 10.000 corresponden a los veintitrés años
que el artista vivió en Nueva York. En 2004 vería la luz su tercer libro
de memorias, París, Mèxic, Nova York. Memòries 1945-1951, en el que repasaba su periplo en el exilio.
Carles Fontserè regresó del exilio en 1973, y se
instaló, con su esposa Terry, en Porqueres, Girona. Allí continuó con
su actividad polifacética. Polemizó con el gran cartelista comunista
Josep Renau, también recién llegado del exilio, realizó carteles para el
Ateneo Enciclopédico Popular de Barcelona, se dedicó a la pintura y
escribió sus memorias. En 1984 fue objeto de una exposición en el Palau
de Pedralbes, en Barcelona, en la que repasaba su experiencia americana,
y en 1989 fue galardonado con la Creu de Sant Jordi.
En los últimos años fue uno de los grandes
activistas de la Comisión de la Dignidad, que reclamaba el regreso de
los papeles confiscados durante la Guerra Civil en el Archivo de
Salamanca, ya que todo el material que tenía en casa fue expoliado poco
después de la ocupación de Barcelona y nunca le fue devuelto. El artista
sólo conservaba cuatro originales, todos ellos procedentes de
donaciones de otras colecciones. Falleció en el Hospital Josep Trueta de
Girona el 4 de enero de 2007, unos días después de la inauguración, en
Barcelona, de una exposición dedicada a la colección fotográfica del
artista. Un mes antes había sufrido un accidente doméstico del que ya no
se recuperó.
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